🎣 ¿Eres un tesoro para el Reino?

¿Qué guardas en el cofre de tu corazón?
Hoy, el Evangelio nos invita a ser de los "buenos", de los que valen la pena para el Reino. No es una sentencia, es una elección que hacemos en cada momento para ser la morada de Dios.

✨ Versículo guía del día

“Por eso, todo escriba instruido en las cosas del Reino de los cielos es semejante al padre de familia, que va sacando de su tesoro cosas nuevas y cosas antiguas.” – Mateo 13, 52

Señor, Tú que llenaste de gloria el santuario en el desierto, ven y llena mi corazón. Ayúdame a ser un buen pescador para tu Reino, a saber discernir lo que te agrada y a atesorar tu Palabra. Que mi vida sea ese tesoro del que broten cosas nuevas y antiguas para tu honra y para el bien de mis hermanos.

Amén.

El Santuario y la Red

La primera lectura de hoy nos regala una imagen sobrecogedora: la gloria de Dios, visible como una nube y un fuego, descendiendo para habitar en un espacio físico, un santuario hecho por manos humanas. Dios elige morar en medio de su pueblo. Es una promesa de cercanía, de guía y de presencia constante. Este santuario no era un lugar vacío; era el corazón latente de Israel, el punto de encuentro entre el cielo y la tierra.

Ahora, saltemos al Evangelio. Jesús nos presenta la parábola de la red, que a primera vista parece hablar de un juicio lejano y temible. Pero si la miramos más de cerca, descubrimos que esa "separación" de los peces buenos y malos es algo que ocurre en nuestra vida ahora mismo. La red es nuestro día a día, nuestras decisiones, nuestros pensamientos y nuestras relaciones. Con cada elección, estamos decidiendo qué tipo de "pez" somos, qué es lo que atesoramos en el fondo de nuestra alma. ¿Guardamos en nuestra red la paciencia, el perdón y el amor, o la llenamos con rencor, juicio y egoísmo?

Aquí es donde las dos lecturas se abrazan. El deseo de Dios de "habitar" en un santuario sigue vigente, pero el santuario ya no es una tienda en el desierto. El santuario eres tú. Tu corazón es el lugar donde la gloria de Dios anhela morar. La pregunta clave es: ¿estamos construyendo un espacio digno para Él?

La parábola concluye con la figura del "escriba instruido", ese discípulo maduro que, como un buen padre de familia, saca de su tesoro "cosas nuevas y antiguas". Las "cosas antiguas" son esa certeza de la historia de la salvación, como la que leemos en el Éxodo: saber que Dios siempre ha querido estar con nosotros. Las "cosas nuevas" son la revelación de Jesús: que el Reino está aquí, y que podemos construirlo desde adentro.

Ser un "buen pez" no es ser perfecto, sino ser alguien que conscientemente elige hacer de su vida un tesoro para Dios. Un tesoro lleno de la sabiduría de la historia y la frescura del Evangelio, un santuario interior donde Su gloria pueda, finalmente, sentirse en casa.

Abre tu corazón y deja que la Palabra de Dios te hable hoy. Puedes escuchar las lecturas y la reflexión en nuestro podcast diario.

Hoy, antes de reaccionar con prisa o juicio, haz una pausa. Pregúntate: "¿Esto que voy a hacer o decir es un 'pez bueno' que quiero en mi red, o uno malo?". Elige conscientemente guardar un tesoro de paz en tu jornada.

Señor, al terminar este día, reviso la red de mis horas. Te ofrezco los peces buenos: cada momento de amor, paciencia y servicio. Te pido perdón por los malos, y los arrojo confiadamente a tu mar de misericordia. Permíteme descansar en paz, sabiendo que mi mayor tesoro es tu presencia en mi vida.

Amén.

🤫 Mañana: ¿Qué pasa cuando los que más te conocen son los que menos creen en ti? Jesús nos enseña una dura lección en su propia casa.