En el principio, la Palabra era.
Y la Palabra estaba viva.
Y la Palabra… sigue hablando.
Hoy, en medio del ruido,
aún hay quienes escuchan.
Aún hay corazones que arden al oír una voz que no grita,
que no impone,
pero llama.
“Yo Soy el que Soy”, dijo Dios a Moisés desde una zarza encendida.
Y desde entonces, su voz no ha dejado de arder.
No en fuego que destruye, sino en fuego que revela.
La Palabra Soy nace de esa llama.
De la urgencia de volver a oír.
De la certeza de que Dios sigue hablándonos,
cada día,
de formas sencillas, en lugares inesperados.
Aquí no encontrarás ruido ni religiosidad vacía.
Encontrarás una chispa.
Una lectura.
Una imagen.
Una voz.
Un momento breve con lo eterno.
No venimos a enseñar.
Venimos a recordarte lo que ya sabes en lo profundo.
Venimos a encender contigo lo que el mundo ha querido apagar.
“¿Y cómo oirán, si nadie les habla?”
– Romanos 10,14
Por eso hablamos.
Por eso arde.
Por eso somos La Palabra Soy.