🌾 Semillas de luz en lo ordinario

Hoy es un día para reconocer a Dios en los gestos cotidianos. En la parábola del tesoro escondido y la perla preciosa, Jesús nos recuerda que lo verdaderamente valioso no siempre brilla a simple vista, pero transforma todo cuando lo descubrimos.

🔑 Versículo guía del día
“El Reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en un campo…”
— Mateo 13, 44

Dios mío, gracias por el regalo de un nuevo día.
Hazme descubrir hoy tu Reino en lo sencillo.
Que no me distraiga con lo que brilla, sino que abrace lo que me transforma.
Te ofrezco este día, con mi corazón atento. Amén.

Primera lectura
📘 Éxodo 34, 29-35
Cuando Moisés bajó del monte Sinaí con las dos tablas de la alianza en las manos, no sabía que su rostro resplandecía por haber hablado con el Señor.

Aarón y todos los hijos de Israel tuvieron miedo de acercarse, pero Moisés los llamó. Les comunicó todo lo que el Señor le había dicho. Desde entonces, cuando hablaba con Dios, Moisés se quitaba el velo y al salir, volvía a cubrir su rostro hasta su próximo encuentro con el Señor.

Evangelio del Día
📗 Mateo 13, 44-46
En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud:
“El Reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en un campo. El que lo encuentra lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, va y vende cuanto tiene y compra aquel campo.
El Reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al encontrar una perla muy valiosa, va y vende cuanto tiene y la compra.”

Lo que vale de verdad
Jesús nos ofrece hoy dos parábolas para abrirnos el corazón. Nos habla de una búsqueda que cambia todo. Un campo, una perla, un hallazgo… pero sobre todo, una decisión radical: dejarlo todo por lo que realmente vale la pena.

¿Y si ese tesoro no está tan lejos?
A veces lo has visto en los ojos de tu familia, en una llamada sincera, en ese momento de oración en silencio.
Hoy, el Reino se esconde entre tus rutinas. ¿Estás dispuesto a vender tus certezas para ganarlo todo?

Haz una pausa y nómbralo en tu mente: ¿Cuál es tu tesoro escondido? Escríbelo. Cuídalo. Agradece por él.

Cada día nos regala algo valioso si lo sabemos mirar con los ojos de la fe. Hoy, deja que esta imagen te recuerde que el Reino está más cerca de lo que crees.

Señor, gracias por los tesoros que descubrí hoy.
Tal vez no fue una perla, ni un campo… pero fue una palabra, un gesto, una paz.
Reposa mi alma en tu presencia.
Te entrego mi noche, mis búsquedas, y mis silencios. Amén.

Y si tu historia es tierra buena?
Jesús nos contará una parábola que cambia la forma en que vemos nuestra propia vida. Porque quizá tú ya eres ese terreno fértil que da fruto multiplicado. No te lo pierdas.