Jesús, consuelo en medio del duelo

💬 Cuando la muerte toca la puerta, la fe puede abrirla con esperanza.
Hoy acompañamos a Marta en su dolor por la pérdida de Lázaro y descubrimos cómo Jesús transforma el duelo en promesa viva: “Yo soy la resurrección y la vida”.

Versículo guía del día:
“Yo soy la resurrección y la vida” – Juan 11, 25

Señor Jesús,
cuando la tristeza se instala,
cuando el dolor me cierra los ojos,
enséñame a mirar más allá del sepulcro.
Hazme creer en tu promesa,
resucitar contigo cada día,
y consolar a otros como tú me consuelas.
Amén.

Primera Lectura – Éxodo 33, 7-11; 34, 5b-9. 28
Moisés coloca la tienda del encuentro fuera del campamento, y todo el que desea hablar con Dios, va hacia ella. Moisés habla con el Señor “cara a cara, como un amigo”. Dios pasa delante de él y proclama su misericordia: lento a la ira, grande en amor y fidelidad. Moisés intercede por su pueblo y permanece 40 días con el Señor.

Evangelio del Día – Juan 11, 19-27 (completo)

En aquel tiempo, muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María para consolarlas por la muerte de su hermano Lázaro. Apenas oyó Marta que Jesús llegaba, salió a su encuentro; pero María se quedó en casa.

Le dijo Marta a Jesús: "Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora estoy segura de que Dios te concederá cuanto le pidas".

Jesús le dijo: "Tu hermano resucitará". Marta respondió: "Ya sé que resucitará en la resurrección del último día".

Jesús le dijo: "Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y todo aquel que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees tú esto?"

Ella le contestó: "Sí, Señor. Creo firmemente que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo".

A veces, cuando todo parece perdido, cuando ya no hay palabras ni fuerzas, lo único que nos queda es acercarnos a Jesús y decirle como Marta: “Señor, si hubieras estado aquí…”.
Y es entonces cuando Él nos responde con algo mucho más grande que una explicación: nos ofrece su presencia.
Jesús no esquiva el dolor, lo habita. No niega la muerte, la atraviesa. Y con una sola frase, nos devuelve la esperanza:
“Yo soy la resurrección y la vida”.
Hoy, que tu fe no se base solo en lo que ves, sino en quién camina c

Llama o escribe a alguien que haya perdido recientemente a un ser querido. No tienes que decir mucho. Solo hazle saber que estás ahí.

Demos gracias a Dios por lo vivido hoy y pongamos en sus manos nuestro descanso.

Señor Jesús,
Gracias por quedarte con nosotros en las lágrimas, en la espera y en la esperanza.
Así como estuviste con Marta y María, quédate también en nuestro hogar esta noche.
Abraza a quienes lloran, consuela a los que están cansados, y da paz a los que no entienden tus tiempos.
Tú eres la vida que vence al miedo.
Hoy queremos dormir con la certeza de tu amor que no se retrasa.
Amén.

🤫 Mañana veremos cómo el rostro de quien ha hablado con Dios… ¡brilla!