Cuando la sangre habla por ti

“La sangre les servirá de señal... y pasaré de largo.” – Éxodo 12,13

Señor,
cuántas veces me he sentido en peligro,
perdido o sin rumbo.
Pero tú me das una señal.
Me cubres.
Me haces tuyo.

Que hoy no olvide
que tu sangre me alcanza, me libra y me acompaña.
Amén.

📖 Primera lectura – Éxodo 11,10–12,14
Dios prepara la Pascua: un cordero inmolado, pan sin levadura, una cena de prisa… y la sangre en los dinteles como señal. Esa noche, el Señor pasará y liberará a su pueblo, iniciando una alianza perpetua.

📜 Evangelio – Mateo 12, 1-8
Un sábado, atravesaba Jesús por los sembrados.
Los discípulos, que iban con él, tenían hambre y se pusieron a arrancar espigas y a comerse los granos.
Cuando los fariseos los vieron, le dijeron a Jesús:
"Tus discípulos están haciendo algo que no está permitido hacer en sábado".

Él les contestó:
"¿No han leído ustedes lo que hizo David una vez que sintieron hambre él y sus compañeros?
¿No recuerdan cómo entraron en la casa de Dios y comieron los panes consagrados,
de los cuales ni él ni sus compañeros podían comer, sino tan sólo los sacerdotes?

¿Tampoco han leído en la ley que los sacerdotes violan el sábado porque ofician en el templo y no por eso cometen pecado?
Pues yo digo que aquí hay alguien más grande que el templo.

Si ustedes comprendieran el sentido de las palabras:
Misericordia quiero y no sacrificios,
no condenarían a quienes no tienen ninguna culpa.
Por lo demás, el Hijo del hombre también es dueño del sábado''.

La noche de la Pascua en Egipto fue el inicio de algo nuevo. La sangre de un cordero marcó las puertas de los que serían salvados. Esa sangre no era solo una advertencia. Era un acto de fe. Era una alianza viva.

Jesús, siglos después, pasa por un campo en sábado. Sus discípulos tienen hambre, y Él los defiende. Les recuerda que la misericordia está por encima de la norma, y que el verdadero culto es cuidar del que tiene hambre.

Hoy, seguimos siendo ese pueblo que necesita ser cubierto.
Que busca señales.
Que a veces tiene miedo de lo que viene por la noche.

Pero la Palabra nos da claridad:
La sangre protege.
El amor prevalece.
Y Dios, aún hoy, pasa y te reconoce como suyo.

Haz una señal de la cruz consciente hoy antes de salir de casa, y repite interiormente:
“Soy cubierto por tu misericordia”

Cuando la salida de Egipto se convierte en testimonio de libertad colectiva…