🔥 Fuego que purifica

“Señor, enciende en mí tu fuego y hazme fiel a tu verdad.”

Jesús declara que trae fuego y decisión. Su Evangelio no es tibio: purifica, ilumina y nos invita a optar por Él con todo el corazón.

✨ Versículo guía del día

“He venido a traer fuego a la tierra, ¡y cuánto desearía que ya estuviera ardiendo!” (Lc 12, 49)

Señor Jesús, enciende en mí tu fuego. Purifica mis intenciones y dame valentía para elegirte en cada detalle del día.

📖 Primera lectura – Jeremías 38, 4-6. 8-10
Jeremías es arrojado a un pozo por anunciar una verdad incómoda; Ebed-Mélek intercede y el rey ordena rescatarlo. La fidelidad profética cuesta, pero Dios suscita auxilio.

📜 Evangelio – Lucas 12, 49-53 (ÍNTEGRO)
“En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ‘He venido a traer fuego a la tierra, ¡y cuánto desearía que ya estuviera ardiendo! Tengo que recibir un bautismo, ¡y cómo me angustio mientras llega!
¿Piensan acaso que he venido a traer paz a la tierra? De ningún modo. No he venido a traer la paz, sino la división. De aquí en adelante, de cinco que haya en una familia, estarán divididos tres contra dos y dos contra tres. Estará dividido el padre contra el hijo, el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra’.”

Las palabras de Jesús desinstalan: fuego, bautismo, división. No porque Él ame la discordia, sino porque la verdad desenmascara la tibieza y nos pone frente a una elección. El fuego del Evangelio no quema para destruir, sino para purificar: derrite lo que sobra, ilumina lo que estaba en sombras y calienta lo que se había enfriado.

Jeremías conoce ese fuego en la carne. Anunciar la Palabra le costó rechazo y pozo; sin embargo, Dios movió el corazón de Ebed-Mélek para rescatarlo. La fidelidad a Dios no nos ahorra el conflicto, pero jamás nos deja solos: el Señor suscita manos que levantan, aun desde lugares inesperados. La opción por Cristo no siempre se celebra; a veces duele en la propia casa, en amistades o en criterios del mundo. Y, sin embargo, ahí se decide el amor: elegir a Dios por encima de todo.

Jesús habla de su “bautismo”: su Pascua, su entrega total. Él ya eligió primero: eligió amar hasta el extremo. Por eso su fuego no es ideología; es amor crucificado que enciende amores nuevos. Cuando abrimos el corazón a ese fuego, nuestras prioridades se reordenan. Ya no buscamos quedar bien con todos, sino ser fieles. No vivimos anestesiados por la comodidad, sino disponibles para la misión.

Hoy, deja que el Señor te pregunte: ¿Qué hay en tu vida que necesita fuego? ¿Dónde te has acostumbrado a lo tibio, a la indecisión? ¿Qué relaciones, hábitos o miedos requieren pasar por la llama de su amor para ser renovados?

El Evangelio no es un accesorio: es una elección cotidiana. Elegir a Cristo nos hace más humanos, más libres, más valientes. Que su fuego encienda tu casa, tu trabajo, tus conversaciones; que te impulse a perdonar, a decir la verdad con caridad, a dar pasos concretos hacia la santidad.

 Escribe tres decisiones (pequeñas pero reales) en las que hoy elegirás a Cristo por encima de la comodidad.

Gracias, Señor, por el fuego de tu Palabra. Si hoy dudé, abrázame y renueva en mí el deseo de elegirte mañana.

¿Qué más me falta para seguirte?” 🤫