🌟 María, signo de esperanza

“Señor, que crea como María y mi vida proclame tu grandeza.”

Hoy celebramos a María, llevada al cielo en cuerpo y alma, signo de esperanza para la Iglesia y para el mundo. Ella nos recuerda que el destino final de los hijos de Dios es vivir para siempre con Él.

✨ Versículo guía del día

"Proclama mi alma la grandeza del Señor, porque ha mirado la humildad de su esclava." – Lucas 1, 46-48

Señor, gracias por darnos a María como Madre y ejemplo.

📖 Primera lectura – Apocalipsis 11, 19a; 12, 1-6a. 10ab
En el cielo se abre el santuario de Dios y aparece el arca de su alianza. Una mujer vestida de sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas, da a luz un hijo destinado a gobernar todas las naciones.

Segunda lectura – 1 Corintios 15, 20-27a
Cristo resucitó como primicia de los que duermen. Así como por Adán vino la muerte, por Cristo viene la vida. Él reinará hasta poner a todos sus enemigos bajo sus pies.

📜 Evangelio – Lucas 1, 39-56
*"En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea y entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto esta oyó el saludo de María, la criatura saltó en su seno. Entonces Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó en voz alta: ‘Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre. ¿Quién soy yo para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor’.

María dijo entonces: ‘Proclama mi alma la grandeza del Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador, porque ha mirado la humildad de su esclava. Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones, porque ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede. Santo es su nombre y su misericordia llega de generación en generación a los que lo temen.

Ha hecho sentir el poder de su brazo, dispersó a los de corazón altanero, destronó a los potentados y exaltó a los humildes. A los hambrientos los colmó de bienes y a los ricos los despidió sin nada. Acordándose de su misericordia, vino en ayuda de Israel, su siervo, como lo había prometido a nuestros padres, a Abraham y a su descendencia para siempre’.

María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa."*

En María vemos cumplida la promesa de Dios a quienes creen. Su vida humilde y su fe inquebrantable la llevaron a compartir la gloria de su Hijo. La Asunción nos recuerda que nuestra historia también termina en victoria, si permanecemos fieles.

Vivamos cada día con fidelidad y confianza, como hijos de la promesa.

Agradece hoy a Dios por el regalo de María y pide imitar su humildad y fe.

Madre, enséñame a decir “sí” a Dios cada día.

“El poder de la oración perseverante.” 🤫